Albert Camus, el autor. |
En esta novela, un hombre llamado Meursault nos cuenta el último periodo de su vida con todo lujo de detalles, se describe absolutamente todo, y de una manera, para mi gusto, demasiado aséptica. Creo que hasta una cámara fija hubiera podido transmitir más humanidad que la que parece tener el protagonista.
Sé que con este libro, el autor pretendía hacer ver la carencia de valores existente, y como la dinámica social en la que nos movemos hace que ese individuo que cada uno es se difumine en la masa y pierda la noción real de las cosas, que queda camuflada en el devenir continuo de la rutina. Sin embargo, pienso que, aunque es cierto que la propia inercia social hace que desterremos un poco las emociones en favor del sistema articulado, toda persona siente, al menos en su esfera más directa, dolor, alegría, amor… porque ese tipo de emociones superiores nos definen, nos distinguen de los animales -que podrían considerarse meros autómatas a merced de los instintos- o, incluso, de los robots; podemos hacer que un ordenador piense, pero no que sienta la pérdida de su creador. En cambio, un caso tremendamente extraordinario ha de darse, para que un ser humano no rabie ante la pérdida de un padre; podremos hacer que las máquinas finjan dolor, que nuestra percepción sea de que algo les duele, pero nunca podrán sentir ese desgarro indescriptible.
Sin embargo, para mí, este personaje creado por Camus es así, no me creo que sea una persona y, al fin y al cabo, creo que el objetivo es que yo me imagine que es un ser humano para que pueda entender su situación.
El único momento de debilidad que le veo y que hizo que me enterneciera un poco transcurre cuando está en la playa, acompañado de la que será su esposa, Marie. Ella parece hacerlo más humano, cuando, al sonreír, consigue que él aprecie su belleza. Normalmente todo el mundo está más hermoso cuando se ríe ¿por qué será?
El resto de los personajes me parecen mejor dibujados; a lo mejor mostrarlos a ellos era el verdadero objetivo del autor. Puede ser.
Es cierto que la insensibilidad en todos ellos es una característica común. Ese señor que maltrata a su perro, lo insulta, lo desprecia… sin ningún tipo de remordimiento, es despreciable. Debería estar controlado quién tiene animales. Ese perro estaba enfermo y débil, pero un trato así podría convertir a otro animal en una bestia agresiva que lo llevaría a su sacrificio, cuando el responsable directo es el dueño.
También es verdad que no puede comparase a un animal con una persona, pero ello no quiere decir que no merezcan un respeto, una protección. Un ser humano adulto tiene conocimiento, inteligencia… por eso se le protege más, sin embargo un recién nacido, aunque no tenga esas cualidades, recibe la misma protección -por lo que será en un futuro- y otra de características especiales. Esto no es por qué sí, tiene sus razones. Un bebé no tiene maldad, está indefenso ante la superioridad del hombre adulto, ante la inmensidad y capacidad de acción humana. Pues bien, un animal tampoco tiene maldad -sólo sigue sus instintos- y se haya indefenso, la mayoría de las veces, ante un arma de fuego, un coche… No cuesta nada ser un poco empático con nuestros compañeros de vida.
Si esto opino del asqueroso anciano, que no pensaré de Raymond. Hay “feminazis” que consideran que eso de “yo sólo veo personas, no me importa el sexo” es una excusa para evadir la responsabilidad ante los problemas de género. Yo no creo que sea así, el feminismo pide igualdad; igualdad con todas sus letras. No quiere privilegios para la mujer, ni un trato distinto, ni siquiera quiere protección, o, al menos, así es como yo lo veo. Como mujer no quiero estas cosas porque me estarían reconociendo una debilidad que no tengo.
Respecto a los crímenes machistas, no hay que proteger a la mujer porque sea mujer, sino porque está siendo víctima de una violencia injustificada, gratuita… por alguien que se supone que ha de quererla por el vínculo afectivo que los une, por alguien cuyos actos van en contra del orden público, del principio de igualdad que sustenta todos los sistemas desarrollados y porque atenta contra la vida y la dignidad de un ser humano. Los maltratadores no son sólo hombres machistas, son un peligro para cualquiera, porque viven en una realidad desvirtuada en la que se creen con capacidad para arrebatarle a alguien la condición de persona y lo harán en cuanto tengan oportunidad, en cuanto se sientan un poco superiores o fuertes ante quien sea ¿Si no por qué tantos maltratadores, aparte de dañar a sus mujeres, dañan también a sus hijos?
Jamás podré entender como el sufrimiento de alguna persona o animal, por dañino o malvado que sea, puede causar placer. Nunca.
En la novela, también se trata el tema de Dios. Me hizo pensar bastante el momento en el que juez dice “todos los hombres creían en Dios, incluso los que se apartaban de su faz”. Pues sí, yo también lo creo. No conozco a nadie que en momentos de enormes deseos o de inmensas necesidades no cierre los ojos y diga para sí “que ocurra esto” o “por favor, que pase lo otro” ¿Acaso no es esto una manera de orar? ¿A quién se le habla? ¿Quién crees que puede escuchar tus pensamientos? Yo no encuentro sustento lógico para la figura de Dios, ni siquiera para la de su “hijo”, pero sí es cierto que si detrás de este gran decorado todo fuera la nada, me parecería inconcebible que surgieran de la estricta casualidad sentimientos como el amor o bellezas tan asombrosas como las sonrisas entre hermanos o, más material, la aurora boreal o, simplemente, el mar.
En síntesis, he de decir que, aunque con el libro no he disfrutado todo lo que había deseado, sí me ha gustado mucho pensar sobre todas las ideas que en él se recogen. Por ello, creo que es ahí donde reside lo especial de esta obra y aquello que la hace tan importante y trascendente.
Aquí os dejo el enlace de compra de la FNAC: http://libros.fnac.es/a203267/Albert-Camus-El-extranjero Aunque, lo que os digo siempre, si podéis, adquirid vuestro ejemplar en una librería cercana o que vuestra biblioteca habitual os haga un préstamo.
Gracias y hasta otra.
Me encanta como has descrito la violencia de género y Dios. De Dios siempre digo lo mismo ^^
ResponderEliminarGracias, aunque en tuiter me bloqueó una feminazi porque decía que no entendía el problema... jaja
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