Vergüenza. Vergüenza es lo que produce esa panda de
tertulianos que ocupan el Parlamento. Vergüenza, por no querer hacer las cosas
bien. Vergüenza, por no importarles nada lo que no pueda acabar en sus bolsillos.
España cae y cae por culpa vuestra y ante nuestros ojos, algunos
pasivos y otros impotentes, pero cae. Cae porque nos queréis hacer ver que la
sanidad pública no es rentable y sí lo es la privada. Cae porque preferís que
vuestros colegas atiendan y se especialicen en lo rentable y dejáis que lo
geriátrico y lo crónico lo paguemos entre todos. ¡Ojo! Que no nos importa, eh,
que nuestros mayores y nuestros enfermos son lo primero. Lo que sí nos hace hervir
la sangre es que ellos tengan que padecer por vuestro colegueo enfermizo, por
vuestra manera de arrimaros al ascua que más calienta, por abrir hospitales
privados y concertados en los que ellos no son bienvenidos, bueno, en palabras
vuestras, “no es la especialidad del hospital”. ¿Acaso conocéis algún hospital
privado o de gestión privada especializado en geriatría? En cambio, ¿cuántos
conocéis especializados en maternidad?, ¿qué sentido tiene esta desproporción
en un país cuyo porcentaje de mayores de 65 años es de casi un 20%?
España cae y cae otra vez por vuestra incompetencia. ¿A
alguien se le ha ocurrido preguntarle a los profesores qué se necesita para
mejorar la educación?, ¿no? Coño, es en lo primero que piensa uno, si no
llegáis hasta ahí, cómo coño no dimitís. Si les preguntas a los maestros te
dirán que están saturados, que necesitan compañeros y que no estaría de más que
pudiesen disponer de psicólogos y asistentes sociales cuando la ocasión lo
requiera. Gentucilla, son buenos profesionales, pero no tienen superpoderes y
no pueden llegar a todo lo que se les exige. Y los institutos, los institutos
son de risa. Con dieciocho salen muchos sin saber casi leer, ¿cómo podemos
permitir que se tenga un conocimiento tan limitado del lenguaje materno?, ¿dónde
están las novelas, los cómic, los cuentos, los poemas… en los centros de
enseñanza?,