NO ES ALGO IMPERSONAL.

   Hace unos días, haciendo una visita a una pequeña ermita en honor al santo de los curiosos de la que soy fiel beata, encontré entre sus estanterías el libro en el que se basa una de mis series favoritas, y de la que ya os he hablado, "Sexo en Nueva York".

   En el primer capítulo escribe Candace Bushnell:

   "El condón acabó con el romanticismo, pero favoreció el sexo. Hay algo en el condón que hace que las mujeres resten importancia al sexo. Como no hay contacto directo con la piel, les es más fácil irse a la cama con un hombre".

   Y esto me llevó a preguntarme: ¿Hasta que punto hemos despersonalizado aquello que considerábamos importante?

   No me malinterpretéis soy una abanderada acérrima de la libertad y el hedonismo, ¿pero si evitamos todo contacto con lo autentico, incluso con las personas, y lo sustituimos por meras imitaciones, no acabaremos nosotros mismos por convertirnos en sombras de lo que realmente un día fuimos o quisimos ser?

   Aquí se habla de la sustitución de la piel por el látex, del cambio del sentimiento y del deseo por el mero entretenimiento - diga lo que se diga, todos sabemos que  la mayor parte de las veces suele ser  vergonzoso, cutre y poco efectivo - ¿hemos acabado del todo con la magia?

   Cada fin de semana, millones de mujeres traspapelan sus obligaciones, dejan de lado su tediosa vida y se disfrazan e interpretan el papel de exitosas divas con el fin de, en lo más profundo de la noche, deslumbrar al que esperan que sea el hombre de sus sueños. Por desgracia, parece repetirse que él y ellas no suelen acudir al mismo bar, y me alegro, porque en pleno s. XXI esto ya no tiene sentido, no existe la mitad de nadie. Además, todo es fingido; incluso ellas fingen un total escepticismo hacia el amor de lunes a viernes.

   En su obra "Acerca del alma", Aristóteles nos dice que "las propiedades contribuyen en buena parte al conocimiento de la esencia" ¿pero, y si las propiedades son fingidas? Los actores viven de emular sentimientos y cualidades ¿Cómo podemos distinguir lo real de lo ficticio? ¿Es que tenemos que resignarnos a vivir en un teatro continuo, lleno de compromisos, cumplidos y banalidades?

   Estas cuestiones no serían tan importantes si pudiéramos responder la siguiente ¿Es posible la felicidad basada en irrealidad?

   La amistad, chicos, eso es lo que cuenta, eso es lo más importante, de las pocas cosas, que yo conozca, sinceramente sólidas. La amistad con vuestra familia, con vuestros amigos y, por supuesto, con quien queráis compartir vuestras vidas. Este vínculo es el único capaz de mantener unida a la familia que elijáis tener, a la que queráis que os acompañe, y, siempre desde mi punto de vista, de provocaros la más inmensa felicidad.

   "Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba, engánchalos a tu alma con ganchos de acero".

William Shakespeare.