Cuando en 2011 su antiguo vocalista, José Andrea, una de las mejores voces del país, decidió abandonar el grupo, muchos se preguntaron si la magnífica creación, que tantos años les había llevado, no iba a quedar tocada de muerte. No obstante, Mägo se repuso y volvió a los escenarios, pero no con la misma intensidad.
El pasado viernes 21 de marzo, la sala Paris 15 estaba reservada para su mítica bruja, aunque quien abrió boca fue su prima más chabacana: Bürdel King.
Nunca había visto a Txus di Fellatio en esa tesitura. Es un auténtico showman. Con un modelito indescriptible y unos temas de lo más animado nos hizo pasar un rato divertidísimo. Aunque habla un poco de más, he de decir que me reí tela con sus chistes y comentarios, que me pareció muy cercano y que considero que esa actitud entre canciones ayuda a crear la atmósfera necesaria para que el público disfrute y lo dé todo durante la actuación.
Tras esta incursión en el mundo supersurrealista del batería, Txus cogió las baquetas y comenzó el que se suponía que era el gran espectáculo, los grandes Mägo de Oz.
La sala estaba medio llena, lo cual supongo que hirió gravemente el orgullo de los músicos, ya que hace unos años todo lo que tocaba Mägo se convertía en oro. Pese a todo, siguen preservando parte de esa magia y encanto que los llevó a la cumbre.
Tocaron algunos de sus temas más conocidos como "La costa del silencio" o "Hasta que el cuerpo aguante" y también otros bastante nuevos, pero muy prometedores, como "Xanandra". No obstante, a mitad del concierto, unas hazañas musicales de su flautista, una instrumental con el bajo y otra con el piano, seguidas de una balada, se cargaron todo el ritmo del espectáculo. La idea es bastante chula, pero, no sé, deberían haberlo intercalado con otros temas, porque de este modo se hace muy pesado. Tienen que tener en cuenta que la gente de abajo está mirándolos a pie quieto. No es un teatro con sus cómodos butacones. Es lo que es, un sitio para reventar el suelo a saltos.
Además, aunque el cantante nuevo tiene una voz inmejorable, es una persona escénicamente muy anodina. No gesticula, provoca la sensación de estar agotado y metido en sí mismo. Existe un abismo entre él y el público. Supongo que este chico todavía no se habrá hecho el cuerpo a actuar tanto y ante tantas personas. Debería buscar a alguien que le enseñase expresión corporal o técnicas para que se relajara y le permitiera que el concierto simplemente fluyese por él.
Lo que sí me encantó fue la chica que hacía los coros y que interpretó uno de los temas. Su nombre es Patricia Tapia y es una auténtica bomba. Tiene voz, tiene actitud, tiene energía... es genial. Esta chica en la radio y en la tele, ya.
Un detallazo que tuvieron fue permitir que algunos "elegidos" tocasen con ellos algunas canciones. Chapó por el gesto. Ojalá otros grupos tomasen nota y devolviesen al público algo de todo el cariño que reciben.
El show se cerró con "Fiesta pagana". No podría ser de otro modo, por lo que el sabor de boca no fue del todo malo. Aún así, creo que deberían descansar un tiempo. Son buenos músicos, son creativos y tienen buenos temas, lo tienen todo, pero me parece que si se pesca demasiado, se seca el caladero.
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