Pues bien, yo os traigo una prueba fehaciente de que hay ropa que yo sí reciclo.
Hace poco, durante el cambio de armario primavera-verano, mi guapísima madre sacó un traje estampado precioso de cuando yo tenía... ¡Un año! Es decir, de 1991 (este que veis en la foto).
Por suerte, ella y yo tenemos una talla parecida y pude satisfacer el gusanillo de probarme esa pequeña joya. Pero, claro, no podía conformarme sólo con eso y, aunque ponérmelo entero me parecía un exceso (...blusa estampada con hombreras), el sábado por la noche me enfundé en esta preciosa falda.
Contadme ¿Os animáis a reciclar o ya lo habéis hecho?
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